martes, 2 de enero de 2007
Moscas y hormigas de mi vida
Moscas llegan a mi vida. No son las moscas estándar, estas son pequeñitas, moscas enanas diría yo. Moscas bastante estúpidas, moscas con cerebro de polillas. Invaden mi escritorio, atacan mi viejo monitor, a pesar de su creciente opacidad. Mato a cuatro, cinco, pero vienen más, seis, siete... Me reclino en la silla para ver el techo. Veo hileras de hormigas, hormiguitas yendo y viniendo, incansables. Siempre he simpatizado con las hormigas, pero supongo que tendré que fumigarlas.
Hace seis años que no limpio mi habitación. Debe ser por eso que han llegado estos seres. Pero, si es así, ¿Porqué se tardaron cinco años y once meses en llegar? ¿En qué lugares menos acogedores habrán vivido desde entonces? ¿No saben acaso que el tiempo perdido no vuelve jamás? No importa, al fin que yo odio a los insectos. Limpiaré la habitación, la fumigaré y acabaré con todo (aunque sólo de pensarlo se me honguea la piel). Pero antes recordare unos versos de la brillante poeta Magali Medina:
"...Cuando el corazón palpita en el lecho del poeta, el tiempo transita por las venas de la vida, y se pierde en un reproche de besos perdidos, en un sueño de abrazos al vacío..."
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