martes, 9 de enero de 2007
Alfredo Gonzales, con perdón de los gordos
Tiene una gran cantidad de adversarios y demasiados enemigos gratuitos. Tántos insultos le han proferido, tántas infamias le han inventado. Una de ella afirma que a Alfredo no lo parieron, sino lo defecaron. Imaginarme aquello me resultó penoso. Imaginarme a su pobresilla progenitora deyectando semejante mojón... debió ser más doloroso que parir un cerdo hidrocefálico.
No. A Alfredo lo parieron. En medio de un eclipse de sol, pero lo parieron.
El otro día lo ví, apoltronado en su butaca del Monumental, agitando los sobacos. Del partido me olvidé muy pronto, pero la imagen del gordo, ese sudor viscoso impregnando sus sobacos, su lomo y sus tetas... esa imagen me costó varias pesadillas.
Nota: puse una foto pequeña para no agredir el diseño de este blog.
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