viernes, 30 de mayo de 2008

Microcuentos en seis palabras

<< Sigo esperando la llegada del idiota >>. Así se llama el blog que me hizo descubrir que se pueden contar cosas en seis palabras. Y aquí están mis primeros esfuerzos por incursionar en este ¿estilo? literario:



El murciélago parece grave: vomita sangre

***

Viajó en un ángel hasta despertar

***

Decidió no mentir. No vendió nada

***

Suspendieron intercambio interplanetario al ver telenovelas

***

Cada mañana se desvela mi nocturnidad

***

Naufragué lejos de mi cordón umbilical

***

¡Eres un impostor! gritó mi reflejo

***

Messi regateaba hasta tropezar en Maradona

***

Bush bailando reggaeton: la pesadilla improbable

***

Noé, nuestra desgracia fue subir topos.

Invasores

Inventaron la forma de marcar tres mil millones de números de celulares al mismo tiempo, luego pusieron la grabación de una voz sensual diciendo palabras procaces, y entonces invadieron facilmente la Tierra.

El hombre que vendió el mundo

"The man who sold the world". Descubrí esta canción en la voz perturbada de Kurt Cobain, pero luego me gustó más la versión original de Bowie, con sus texturas nostálgicas.




- Letra original -

We passed upon the stair, we spoke of was and when
Although I wasn't there, he said I was his friend
Which came as some surprise I spoke into his eyes
I thought you died alone, a long long time ago

Oh no, not me
I never lost control
You're face to face
With The Man Who Sold The World

I laughed and shook his hand, and made my way back home
I searched for form and land, for years and years I roamed
I gazed a gazley stare at all the millions here
We must have died along, a long long time ago

Who knows? not me
We never lost control
You're face to face
With the Man who Sold the World


- Letra Traducida -

Pasábamos por la escalera,
hablábamos de que y cuando
Aunque yo no estaba ahí,
él dijo que yo era su amigo
Que vino como alguna sorpresa, yo hablé en sus ojos
Yo pensé que tu moriste solo, hace mucho, mucho tiempo

Oh no, yo no
Nunca perdí el control
Estás cara a cara
Con el hombre que vendió al mundo

Yo reí y agitó su mano, e hice mi vuelta a casa
Busqué formulario y tierra, por años y años yo vagué
Yo miré fijamente a los millones aquí
Deberíamos haber muerto, hace mucho, mucho tiempo

¿Quién sabe? Yo no
Nunca perdí el control
Estás cara a cara
Con el hombre que vendió al mundo

martes, 27 de mayo de 2008

El despertar de Sócrates



Sócrates era un hombre práctico. Nunca le había ocurrido que, estando dormido y soñando, se diera cuenta que estaba soñando. Se sintió ridículo y quiso despertar. Abrió los ojos y se levantó de la cama. Era hora de ir a trabajar.

Se dirigió al edificio donde trabajaba diariamente. Llegó a la puerta de entrada, pero un vigilante le impidió pasar.

- Usted no puede pasar, señor. Usted está dormido y no puede laborar en esas condiciones.

Sócrates giró sobre sí mismo y volvió a sentirse avergonzado. Quiso despertar, pero esta vez le costó un mayor esfuerzo. Le dolía profundamente la cabeza y sentía náuseas.

Al fin abrió los ojos y se incorporó sobre la cama. Ahora sí había despertado. Vio el reloj; llegaría tarde al trabajo. Fue corriendo al edificio donde trabajaba, pero el mismo vigilante de la vez anterior le cerró el paso.

- Usted no puede entrar, señor.

- ¿Acaso estoy dormido?

- No. Está usted despierto, pero aquí sólo trabajan las personas dormidas.

Sócrates recordó en ese instante unos versos:

"Mis sueños son balas traicioneras
animales acechantes y silenciosos
de un tambor que gira y estalla
dando al blanco de un niño cualquiera"

(los había leído en un poemario de Laura Huarcayo)

Luego se fue en silencio.

Viaje al futuro

Fabricó una máquina capaz de viajar al futuro. Se trepó en ella y viajó cien años hacia adelante. Al llegar, encontró al planeta en escombros; además la máquina ya estaba oxidada, por lo que no pudo volver.

Las telenovelas y los niños estúpidos

"Las telenovelas en el fondo son las mismas historias. No pueden traer muchas innovaciones porque las personas que las ven son como niños. Si cambias un poco la historia de su cuento favorito, el niño se queja. Uno puede variar el elenco, las locaciones, los actores, pero en el fondo es el mismo relato".
Regina Duarte, actriz de telenovelas

Y si les dan más telenovelas, estos niños serán cada vez más estupidos.

viernes, 23 de mayo de 2008

El hombre que huía



Nació en el seno de una típica familia blanca de los suburbios de Alabama. Pasó su niñez huyendo de un padre represor, que lo castigaba a latigazos y pretendía ahorcarlo al menor descuido. Felizmente, un día su padre fue descubierto en plena tortura y cayó en prisión, y una familia caritativa lo adoptó.
Pronto se graduó con honores y se convirtió en un destacado profesional. De noche se dedicaba a matar y destripar jovencitas rubias. Durante el día medraba en su profesion, gracias a su innegable talento e "instinto asesino" para las finanzas.
Saltó a la política como un republicano exitoso y se hizo amigo del presidente. Conocer en profundidad la mente criminal y perversa de Bush lo obligó a huir y llegó al Perú. Allí utilizó su fortuna para edificar una comunidad autosostenible en un barrio marginal. Por las noches degollaba mendigos en las zonas pobres.
Vivía feliz hasta que irrumpió un nuevo estilo musical -el reggaeton- como una moda incontenible. Huyó despavorido de aquella música infernal del tercer mundo y aterrizó en el Tibet donde vive actualmente. Se ha redimido y lleva una vida casta y ejemplar, predicando la palabra a los jovenes inconversos. Por las noches lidera una banda de rock clásico de tendencias neomarxistas. Tiene escaso suceso, pero ha encontrado la paz. "Like a rolling stone".

Libros que leí

Breves comentarios sobre libros que he leido hace mucho o poco tiempo.

- SEDA (Alessandro Baricco) Esta es una obra romántica, pero no lacrimógena ni trágica. Está teñida, me parece, de una sensibilidad oriental, muy distinta a la nuestra. Sus personajes son algo extraños, silenciosos, tal vez distantes, casi sin sexo, como que están viviendo en un sueño. En suma, muy interesante por las sutiles sensaciones que provoca.

- YO MATO (Giorgio Faletti) Si quieren soplarse a un heroe mártir yanqui salvando a los ricos y famosos del mundo de un asesino en serie, con demostraciones ridículas de valentia y cogiéndose a la chica más linda, este es su libro. Pero sí le pediría al autor que no utilice 700 páginas, cuando facilmente pudieron ser 200.

- EL ALIENISTA (Caleb Carr) Me encantan las novelas policiacas, básicamente por el proceso que debe seguir el detective para descubrir al asesino. En este libro no hay detective, pero el proceso existe, y es apasionante. Es que ese señor alienista sabe mucho de locura y perversión. Se trata, entonces, de buscar las pistas en la propia mente retorcida del criminal.

- EL JUEGO DE LAS VENTANAS (Izzy Abrahami) Un matrimonio aburrido de la vida descubre un juego para divertirse a lo grande: se trata de observar - binoculares mediante- lo que ocurre tras las ventanas del gran edificio de enfrente, y adjudicar puntos de acuerdo a lo observado. Voyeurismo y exhibicionismo hacen el resto, de la mano de la imaginacion del autor. Eso si, el libro es apto para todas las edades y mentalidades.

- EL FIN DE LA ETERNIDAD (Isaac Asimov) Una buena obra de Ciencia Ficción debe ser capaz de asombrarnos con la inmensidad del espacio y del tiempo, y en general con las cosas infinitas y misteriosas. No me gustan mucho las peleítas con espadas laser, será porque leí este libro de chico y me quedé alucinando con los viajes en el tiempo y las paradojas temporales.(Nunca mates a tu abuelo si todavía no has nacido.)

- LUNA CALIENTE (Mempo Giardinelli) Qué ocurre cuando un hombre no puede reprimir sus instintos sexuales y violentos en los momentos precisos; sin duda pueden sobrevenir desastres. Me sorprendió saber que una mente criminal puede ser tan lógica y reflexiva, y que a todos nos podría pasar, solo es cuestió de vivir las circunstancias apropiadas.

Frases del espejo



Las cosas son imposibles o inevitables

martes, 20 de mayo de 2008

El Ejecutor



Había disparado, desde su nave de Ejecutor, dos veces con su láser contra el planeta Tierra, fallando en ambas premeditadamente. Es que necesitaba unos minutos para tomar unas instantáneas en 3d y llevárselas como recuerdo. Le gustaba aquel planeta multicolor, especialmente los animales que caminaban en dos pies y se desplazaban en pequeños vehículos a través de laberintos de cemento y hormigón. Parecian incansables, organizados y pacíficos, pero las ordenes superiores no podían discutirse. Pulsó el botón que disparaba el láser por tercera vez, dando ahora sí perfectamente en el blanco.

"Un mundo feliz" y nuestro mundo feliz

(A continuacion un fragmento de la novela "Las Particulas Elementales" de Michel Houellebecq, donde se alude a la obra de Aldous Huxley, "Un mundo feliz". Tal vez sea una felicidad posible, despues de todo... ¡¡unas pastillitas de soma, por favor!!)


" Bruno llegó a eso de las nueve; había bebido un poco y tenía ganas de abordar temas teóricos.
—Siempre me ha sorprendido —empezó sin sentarse siquiera— la extraordinaria precisión de las predicciones que hizo Huxley en Un mundo feliz. Es alucinante pensar que ese libro fue escrito en 1932. Desde entonces, la sociedad occidental no ha hecho otra cosa que acercarse a ese modelo. Un control cada vez más exacto de la procreación, que cualquier día acabará estando completamente disociada del sexo, mientras que la reproducción de la especie humana tendrá lugar en un laboratorio, en condiciones de seguridad y fiabilidad genética totales. Por lo tanto, desaparecerán las relaciones familiares, las nociones de paternidad y de filiación. Gracias a los avances farmacéuticos, se eliminarán las diferencias entre las distintas edades de la vida. En el mundo que describió Huxley, los hombres de sesenta años tienen el mismo aspecto físico, los mismos deseos, y llevan a cabo las mismas actividades que los hombres de veinte años. Después, cuando ya no es posible luchar contra el envejecimiento, uno desaparece gracias a una eutanasia libremente consentida; con mucha discreción, muy deprisa, sin dramas. La sociedad que describe Brave New World es una sociedad feliz, de la que han desaparecido la tragedia y los sentimientos violentos. Hay total libertad sexual, no hay ningún obstáculo para la alegría y el placer. Quedan algunos breves momentos de depresión, de tristeza y de duda; pero se pueden tratar fácilmente con ayuda de fármacos; la química de los antidepresivos y de los ansiolíticos ha hecho considerables progresos. «Un centímetro cúbico cura diez sentimientos.» Es exactamente el mundo al que aspiramos actualmente, el mundo en el cual desearíamos vivir.
»Sé muy bien —continuó Bruno haciendo un gesto con la mano como para barrer una objeción que Michel no había hecho— que el universo de Huxley se suele describir como una pesadilla totalitaria, que se intenta hacer pasar ese libro por una denuncia virulenta; pura y simple hipocresía. En todos los aspectos, control genético, libertad sexual, lucha contra el envejecimiento, cultura del ocio, Brave New World es para nosotros un paraíso, es exactamente el mundo que estamos intentando alcanzar, hasta ahora sin éxito. Actualmente sólo hay una cosa que choca un poco con nuestro sistema de valores igualitario, o más bien meritocrático, y es la división de la sociedad en castas, dedicadas a tareas diferentes siguiendo su naturaleza genética. Pero ése es precisamente el único punto sobre el que Huxley fue un mal profeta; justamente el único punto que ha llegado a ser más o menos inútil, con el desarrollo de la robotización y del maquinismo. No cabe duda de que Aldous Huxley era muy mal escritor, de que sus frases son pesadas y no tienen gracia, de que sus personajes son insípidos y mecánicos. Pero tuvo una intuición fundamental: que la evolución de las sociedades humanas estaba desde hacía muchos siglos, y lo estaría cada vez más, en manos de la evolución científica y tecnológica, exclusivamente. Puede que le faltara sutileza, psicología, estilo; todo eso pesa poco al lado de la exactitud de su intuición primera. Y fue el primer escritor, incluidos los escritores de ciencia ficción, en entender que el papel principal, después de la física, lo iba a desempeñar la biología.»
Bruno se interrumpió, y entonces se dio cuenta de que su hermano había adelgazado un poco; parecía cansado, preocupado, hasta distraído. De hecho, hacía unos días que no le apetecía hacer la compra. Al contrario que en años anteriores, quedaban muchos mendigos y vendedores de periódicos delante del Monoprix; sin embargo estaban en pleno verano, una estación en la que la pobreza es menos opresiva. ¿Qué iba a ser cuando estallara una guerra?, se preguntaba Michel, mirando desde la ventana los movimientos lentos de los mendigos. ¿Cuándo estallaría una guerra, y qué pasaría en septiembre? Bruno se sirvió otro vaso de vino; empezaba a tener hambre, y se sorprendió un poco cuando su hermano le contestó, con voz cansada:
—Huxley pertenecía a una gran familia de biólogos ingleses. Su abuelo era amigo de Darwin, escribió mucho para defender las tesis evolucionistas. Su padre y su hermano Julián también eran reputados biólogos. Es una tradición inglesa: intelectuales pragmáticos, liberales y escépticos; muy diferente del Siglo de las Luces en Francia, basado mucho más en la observación, en el método experimental. Durante toda su juventud, Huxley tuvo la oportunidad de ver a los economistas, juristas y sobre todo científicos que su padre invitaba a la casa. Entre los escritores de su generación, era sin duda el único capaz de presentir los avances que iba a hacer la biología. Pero todo habría ido mucho más deprisa sin el nazismo. La ideología nazi contribuyó en gran medida a desacreditar las ideas de eugenismo y perfeccionamiento de la raza; hicieron falta años para recuperarlas. —Michel se levantó, sacó de la librería un volumen titulado Lo que me atrevo a pensar—. Lo escribió Julián Huxley, el hermano mayor de Aldous, y apareció en 1931, un año antes que Un mundo feliz. En él están esbozadas todas las ideas sobre el control genético y el perfeccionamiento de las especies, incluida la humana, que su hermano desarrolla en la novela. Todo está presentado sin ambigüedad, como una meta deseable hacia la que deberíamos tender.
Michel volvió a sentarse y se secó la frente. —Después de la guerra —continuó—, en 1946, Julián Huxley fue nombrado director general de la UNESCO, que acababa de crearse. Ese mismo año su hermano publicó Regreso a un mundo feliz, donde intenta presentar su primer libro como una denuncia, una sátira. Unos años más tarde, Aldous Huxley se convirtió en el principal aval teórico del movimiento hippie. Siempre había sido partidario de la completa libertad sexual, y había desempeñado un papel pionero en la utilización de drogas psicodélicas. Todos los fundadores de Esalen lo conocían, y estaban influidos por sus ideas. Después, la New Age recogió todos los temas fundadores de Esalen. En realidad, Aldous Huxley es uno de los pensadores más influyentes del siglo.

Fueron a cenar al restaurante de la esquina, que ofrecía una fondue china para dos personas por 270 francos. Michel llevaba tres días sin salir. «Hoy no he comido», dijo con cierta sorpresa; seguía teniendo el libro en la mano.
—Huxley publicó La isla en 1962; fue su último libro —continuó mientras removía el arroz viscoso—. Sitúa la acción en una isla paradisíaca; probablemente la vegetación y los paisajes se inspiran en Sri Lanka. En esa isla se ha desarrollado una civilización original, apartada de las grandes rutas comerciales del siglo XX, muy avanzada a nivel tecnológico y a la vez respetuosa con la naturaleza; pacífica, completamente liberada de las neurosis familiares y las inhibiciones judeocristianas. La desnudez es algo natural; el amor y la voluptuosidad se practican con toda libertad. Es un libro mediocre pero fácil de leer; tuvo una gran influencia sobre los hippies y, a través de éstos, sobre los adeptos a la New Age. Si te fijas un poco, la armoniosa comunidad descrita en La isla tiene muchos puntos en común con la de Un mundo feliz. De hecho no parece que el propio Huxley, que probablemente ya estaba gaga, se diera cuenta de la semejanza, pero la sociedad descrita en La isla está tan cerca de Un mundo feliz como la sociedad hippie libertaria de la sociedad liberal burguesa, o más bien de su variante socialdemócrata sueca.
Se interrumpió, mojó una gamba en la salsa picante, soltó otra vez los palillos.
—Aldous Huxley era un optimista, como su hermano... —dijo con una especie de disgusto—. La mutación metafísica que originó el materialismo y la ciencia moderna tuvo dos grandes consecuencias: el racionalismo y el individualismo. El error de Huxley fue evaluar mal la relación de fuerzas entre ambas consecuencias. Más concretamente, su error fue subestimar el aumento del individualismo producido por la conciencia creciente de la muerte. Del individualismo surgen la libertad, el sentimiento del yo, la necesidad de distinguirse y superar a los demás. En una sociedad racional como la que describe Un mundo feliz, la lucha puede atenuarse. La competencia económica, metáfora del dominio del espacio, no tiene razón de ser en una sociedad rica, que controla los flujos económicos. La competencia sexual, metáfora del dominio del tiempo mediante la procreación, no tiene razón de ser en una sociedad en la que el sexo y la procreación están perfectamente separados; pero Huxley olvida tener en cuenta el individualismo. No supo comprender que el sexo, una vez disociado de la procreación, subsiste no ya como principio de placer, sino como principio de diferenciación narcisista; lo mismo ocurre con el deseo de riquezas. ¿Por qué el modelo socialdemócrata sueco no ha logrado nunca sustituir al modelo liberal? ¿Por qué nunca se ha aplicado al ámbito de la satisfacción sexual? Porque la mutación metafísica operada por la ciencia moderna conlleva la individuación, la vanidad, el odio y el deseo. En sí, el deseo, al contrario que el placer, es fuente de sufrimiento, odio e infelicidad. Esto lo sabían y enseñaban todos los filósofos: no sólo los budistas o los cristianos, sino todos los filósofos dignos de tal nombre. La solución de los utopistas, de Platón a Huxley pasando por Fourier, consiste en extinguir el deseo y el sufrimiento que provoca preconizando su inmediata satisfacción. En el extremo opuesto, la sociedad erótico–publicitaria en la que vivimos se empeña en organizar el deseo, en aumentar el deseo en proporciones inauditas, mientras mantiene la satisfacción en el ámbito de lo privado. Para que la sociedad funcione, para que continúe la competencia, el deseo tiene que crecer, extenderse y devorar la vida de los hombres. Michel se secó la frente, agotado; no había tocado su plato.
—Hay factores de corrección, pequeños factores humanistas... —dijo Bruno con suavidad—. En fin, cosas que permiten olvidar la muerte. En Un mundo feliz son ansiolíticos y antidepresivos; en La isla se trata más bien de meditación, drogas psicodélicas y algunos vagos elementos de espiritualidad hindú. En la práctica, la gente de hoy en día intenta mezclar un poco las dos cosas.
—Julián Huxley también aborda las cuestiones religiosas en Lo que me atrevo a pensar; les dedica toda la segunda mitad del libro —replicó Michel con creciente disgusto—. Es perfectamente consciente de que el progreso de la ciencia y del materialismo ha minado las bases de todas las religiones tradicionales; también es consciente de que ninguna sociedad puede sobrevivir sin religión. Durante más de cien páginas intenta fundar las bases de una religión compatible con el estado de las ciencias. No se puede decir que el resultado sea muy convincente; tampoco puede decirse que la evolución de nuestras sociedades haya ido tanto en ese sentido. En realidad, ya que la evidencia de la muerte material acaba con cualquier esperanza de fusión, es imposible que la vanidad y la crueldad dejen de extenderse. La única compensación —concluyó de forma extraña— es que lo mismo ocurre con el amor".

martes, 13 de mayo de 2008

Photoshop

Estaba cansado de ver aquella fotografía en la pantalla del ordenador, cada vez que iniciaba una sesión de trabajo. La belleza de su ex amante le aguijoneaba de recuerdos. Así que cargó la imagen en el Photoshop y se dispuso a acabar con ella. Eliminó fácilmente los labios con el borrador; desfiguró a pincelazos las rosadas mejillas; hizo un zoom sobre los ojos y, aplicando el aerosol, cubrió de gris las pupilas.
Al ver el resultado supo que no hay nada tan fragil y efimero como un rostro bonito. No pudo evitar una carcajada al concluir el trabajo. Pero se olvidó de guardar los cambios y al día siguiente estaba allí otra vez, radiante sobre la pantalla.

... andaba de parranda

Como ven, no estaba muerto. Gracias a los lectores (son pocos pero son) de este ultimo año y medio en que me olvide del blog.