Tras el tibio
inexistente
aletear de tus párpados
se abre la tarde
cruzada por el arruyo de lejanos camiones
Nada es tan malo:
pájaros
sol
historias
tambores
sensaciones que vuelven desde lejos
colores que el tiempo ha desvaído
un deja vu sobre el viejo camino de piedra
No hay sonrisa que no se dibuje en tus propios términos
ni palabra que no se pronuncie sobre tu silencio
Me pierdo en imaginaciones tuyas tan fragmentarias e inútiles
acaricio la indulgencia de la hierba
y el reloj anuncia la penumbra.
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