viernes, 23 de enero de 2009

El guardián del hielo



Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil

Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardían del hielo.


-.-.-.-.-.-
DE: José Watanabe

4 comentarios:

Adriana dijo...

Si, una pena, que el buen amor pase rápido.
Se diluye como el hielo.

Bonita elección Ivanov.
Bso grande.:-)

ade dijo...

- Sos increiblemente cálido, nunca podrías ser el guardían del hielo, tu misión se frustraría. Un abrazo. Ade

Itzia, de cabello largo e ideas cortas dijo...

Hermoso.

VERDE dijo...

Sencillo e inmenso. El guardian del instante.