martes, 2 de diciembre de 2008

Los ojos que cruzaron

«Esta vida me ha enseñado que no hay que insistir sobre la belleza de las tierras, de las criaturas ni de las cosas. Que debería uno tener el valor estético de ser siempre y en todo viajero, sólo viajero, porque al final el mejor recuerdo es el de aquello que no se tuvo nunca, y los ojos más bellos fueron los ojos que en una madrugada lívida vimos desde nuestro vagón de ferrocarril, en la ventanilla de otro tren que se cruzaba irremisiblemente con el nuestro.»

César González Ruano (Madrid, 1903-1965)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Ser nosotros mismos y que no importe la apariencia?

Ivanov dijo...

parece tan lejano eso...........