martes, 12 de agosto de 2008

La turba

Quise evitar la masacre, pero nada se podía hacer ya. La turba habia penetrado en el Congreso con sed de furia y venganza. Pensé en los años de miseria e injusticia reprimidos -las semillas de esta tragedia- pero a la vez sentí horror por la decadencia espiritual de aquella caterva de seres animalizados. Se podían oir los gritos, los golpes y los alaridos, y no quise saber más.
Me estaba yendo, cuando vi al congresista Torres Caro salir desde una puerta trasera, huyendo sin ser visto. Entonces sentí un inexplicable cambio en mi estado de ánimo, la adrenalina fluyendo y atorando mis arterias; tomé una vara de hierro abandonada en la trifulca y me dije "esta faena no puede quedar inconclusa".
Y aquí me tiene oficial, nada puedo agregar para defenderme.

2 comentarios:

ade dijo...

- La bestía no tiene color ni ideologías. Existe oscura desde el comienzo de los tiempos y seguira existiendo siempre aún después del fin. Ade

Ivanov dijo...

la bestia desde el poder es la peor