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Cada vez le costaba más penetrar a su despacho por las mañanas. Veía la pila de papeles que se amontonaban sobre el escritorio y estiraba su dedo medio obscenamente, apuntando hacia los documentos. Se sentaba frente a una de las ventanas a observar la ciudad en su continuo desmoronamiento. "Lima, la de antaño..." murmuraba, e empezaba una serie de imprecaciones hacia la metrópoli, culminando con una frase acuñada por él en sus tiempos mozos: "Pinga pa' tí".
A veces escupía al vacio. Luego encendía su Ipod e inundaba sus tímpanos con viejas canciones que lo transportaban a otras épocas y lugares.
Tenía un sueño: viajar hacia lejanos continentes y hallar al amor de su vida. Aún era capaz de hacerlo. Tendría que aguardar pacientemente a que llegasen las grandes recompensas que le correspondían por ser el alcalde de la ciudad. Después, meter toda la plata en una maleta y largarse a cumplir su sueño. Lejos de esta ciudad de M.
1 comentario:
Sueños frustrados que intentan comprarse con dinero, con olvido, con ilusiones imaginadas mas nunca realizadas. Vivir de otros y no para otros.
ME gusto el mensaje.
Gracias.
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